Seguramente soy un iluso. Mi mundo literario se alimenta de fantasía, épica, aventuras y personajes que creen en la humanidad como eje principal del mundo. Cuando comencé a escribir «El sendero celeste» no pensé en que en realidad sería una novela inspirada en la vida misma y si lo es. Siempre me pregunto si los personajes que creo en los libros son reales o no y la conclusión es que si, son reales porqué son uno solo. Si traslado la novela a la época actual me doy cuenta que el ciclo se ha completado. La vida misma es un Sendero Celeste lleno de pruebas de fe. El viaje de hallar un objetivo para cumplir en la vida está en todos y cada uno de nosotros y para conseguirlo debemos superar todas las adversidades que la propia vida te pone en forma de obstáculos y desgracias. Muchas veces estás a punto de abandonar, pero hay algo que lo impide, tal vez sea el instinto de supervivencia y sigues adelante con tu carreta, arreando tus caballos, hasta que por fin consigues llegar para empezar de nuevo a vivir.